Inteligencia Artificial
Para los que no saben, tengo una libreta donde anoto cosas “importantes” —importantes para mí, claro. El 12 de marzo de 2015 escribía:
El mundo virtual es una hermosa puerta al mundo “ideal.” El mundo ideal no existe, pero es un mundo ficticio formado en nuestra cabeza, donde todo parece funcionar perfecto, y se acerca a lo que nosotros queremos. Donde somos pequeños dioses omnipresentes. Podemos “escuchar” todo y “participar” en todo. Como si fuéramos posibles engranajes en la construcción de algo importante que nunca llega. Pero que ahí parece estar.
Un mundo ideal de posible —aparente— construcción. Y en este mundo nuestra palabra parece tener importancia. Nos convencemos —mentimos— que nuestras contribuciones son significativas, que hacemos un aporte a la sociedad con la más mínima intervención. Que nuestros gustos y opiniones tienen algún tipo de valor.
Al usar la computadora, nos acercamos a un mundo platónico, de ideas perfectas. Probablemente este mundo ideal sea para seres ideales. Nosotros —seres humanos— no estamos incluidos en esta ecuación.