Arriesgarse

La situación actual, o el state-of-the-art, de la propaganda política –al menos aquí en Argentina– es una foto del político con su mayor cara de imbécil, sumado a una frase digna de ser escrita –y tachada– en la puerta de un baño público.

Así es, los políticos no se arriesgan por nada. La mínima transmisión de una idea significa ubicarse en un lugar. Decir “estas son mis ideas, no aquellas, yo soy esto” es colocarse en un lugar. Una posición incómoda, que trae como consecuencia perder los votos que no están de acuerdo conmigo. Al fin de cuentas, no elegir ninguna posición, resulta ser la mejor posición para un político sin ideas.

La especulación perpetua sobre posibles votos ganados y perdidos hace que los políticos estén “ahí”. Muertos. Estampados en un cartel. Clavados en una foto. Apretados en sus trajes. Acompañados con un eslogan berreta, su único acompañante leal.

Lo más interesante de esto, no es el mensaje nulo que transmite la campaña. Lo que me resulta realmente inaudito es que esa gente luego reciba voto alguno. En una legislación regida por el sentido común, debería estar penado por ley –multado con 5 a 10 años de servicio comunitario– el no transmitir ninguna posición política, ninguna idea, ningún mensaje, y sólo generar ruido en el ambiente con un cartel inservible que crea la más penosa polución visual.


 27 July 2013 | ideas politica